Porque cada mañana, al levantarme, mis manos están atadas por esposas transparentes. Mi cerebro; un chip. Cada paso que doy esta vigilado. Me hacen cubrirme con etiquetas; vestidas de cansancio. Desayuno cáncer, como cáncer, meriendo cáncer y ceno cáncer. Las horas contadas. Rodeada de coches.
Nuestro hogar; su negocio.
Nuestra salud; su negocio.
Nuestras vidas; su negocio.
Se paga toda aquella conversación lejana. El paseo de un sitio a otro. Tu falta de hierro. Incluso tu estado de ánimo. Sermón tras otro. Promesa tras otra. Invento tras invento. Mentira tras otra. Están haciendo que el mundo muera. Que el sol se apague y que mañana, tal vez, ya no puedas hacer poesía. Te truncan los sueños. Vives de pesadilla en pesadilla, y luego, te quejas; cuando ya has vuelto a elegir otra clase de tortura. Entonces dime, ¿qué es lo que quieres?, y no me digas que quieres libertad. No me digas que quieres libertad cuando la monotonía te ha empezado a corroer. Cuando tú mismo te atas con pastillas, alcohol y jeringuillas pensando que esa es la solución a tu laberinto vestido de negro. Cuando te estafan y viven de tu silencio. Cuando la amistad a desaparecido y la noche empieza a darte miedo. Cuando llegas al momento de no saber sonreír. Porque.. ¿cómo vas a sonreír?, ¿cómo quieres sonreír pensando que el día en el que toda esta mierda acabe tú habrás sido uno de los culpables en que se haya tardado tanto?